no tengo nada en la Bolsa ni en el Banco Central
y siendo así
las acciones que no pude comprar
se irán para Irán o para Palestina
convertidas en minas antipersonales
cuando uno no tiene acciones en la Bolsa ni en el
Banco de Londres
no tiene voz ni voto en la súbida del dólar
y es muy proclive a la baja de testosterona.
en ese caso a uno pobre le falla la vista
la mano se equivoca, tropieza, se va lejos
del clítoris del Banco Mundial
sólo le queda adivinar cómo serán los huesos de las nubes
o intentar agarrarle al aire por el pescuezo.
siempre pensé que la poesía era cuestión de huevos
yo que siempre que pude vanagloriarme
de llevar un par de huevos ajustados con tuerca
ahora
declaro que si algo hice como poeta
sólo fue por amor a la camiseta de Horderlin.
nunca me interesó saber a cuánto estaba el dólar
ni el barril de petróleo.
preferí quedarme contemplando un buen culo
el vidrio de las estrellas molidas
los ojos de las luciérnagas.
pero -¡oh!
- las malas noticias nunca vienen solas-
el mundo entero se ha confabulado para extirparme el
testículo izquierdo
pobrecito testículo que nunca le hizo daño a nadie.
huevito vallejiano sin vergüenza ni bolsa
colgado, como buen llavero
en la bisagra de la Puerta Grande.