Escritores ecuatorianos emigrados hablan de su vida literaria
Cuatro autores ecuatorianos que viven fuera de su país coincidieron en algunas ideas, como en aquella de que el emigrante siempre piensa en el retorno a su país y cuando vuelve se reencuentra con los fantasmas del pasado que le hacen pensar, un tiempo después, en marcharse otra vez.
Esta y otras reflexiones nutrieron hoy el "Encuentro de creadores nómadas", una mesa redonda celebrada en Madrid, en la Casa de América, con la participación de los escritores emigrados Alfredo Noriega, Ramiro Oviedo, Vladimiro Rivas y Daniela Gaviria.
Daniela Gaviria, que resolvió salir de Ecuador hace "sólo" tres años, dijo que prefiere ser nómada y por eso a partir de ahora se tendrá como tal en vez de inmigrante.
La autora, que reside en Barcelona (España), dijo que su condición de expatriada la ha proporcionado experiencias ricas, como la posibilidad de comunicarse a pesar de no entenderse con personas que hablan otras lenguas, como el catalán o las de gentes de múltiples nacionalidades que encuentra en Cataluña.
Y le ha permitido descubrir "el monstruo", el "imaginario que hay dentro de cada inmigrante", en su caso el de "ser ecuatoriana" y el hecho de llegar a ser consiente de ello viviendo fuera de su país.
Gaviria dice que fuera de Ecuador ha sido consiente de "lo que llevaba dentro", de las taras y los complejos, de la xenofobia con sus mismos paisanos, con los indígenas, con "lo cholo", dentro de Ecuador; de las explicaciones que al principio debió dar a los demás sobre su país, sobre el lenguaje o la forma de vestir.
Eso fue lo más difícil "en el sentido práctico" -dijo-, pero en lo literario "sucedió que al fin pude escribir, sola, lejos".
Para Vladimiro Rivas, que reside en México, el inmigrante es "un exiliado; un insomne que sale de un sueño para meterse en otro".
Rivas explicó que, al menos en su caso, construye "una realidad a partir de otras. Recuerdos personales, sueños, pesadillas que mete en una licuadora para fabricar una historia distinta".
Ramiro Oviedo, que vive en Francia hace veintidós años, citó un recuerdo de infancia, cuando su madre, enfadada, les decía a él y a sus hermanos: "un día me iré y Ustedes no me volverán a ver nunca". Ese concepto "de irse, de viajar", es lo que el escritor entendió mucho tiempo después. Y hoy por hoy, dijo, "la ausencia del país pesa mucho".
Oviedo -autor de "Boca a boca", "Esquitofrenia", "La nature se méfie de la vitesse" o "Les poèmes du Colonel"- habló también de la experiencia propia y se preguntaba "cómo es posible el amor y el odio por el país al mismo tiempo".
Hablando del "amor-odio", Ecuador Ramiro Oviedo aseguró que reconoce que "algo ha cambiado" para que sus autoridades culturales hayan promovido la edición de la "Literatura de Ecuador", una antología que ha sido presentada estos días en España; cinco volúmenes que recogen una vasta representación de los poetas, cuentistas y novelistas contemporáneos del país.
Alfredo Noriega, residente en París desde 1985, autor de obras como "Desasitios", "La longue-vue", "De que nada se sabe", "La pared norte" o "Yanasacha" sólo dijo que le resultaba "aburrido" hablar de él y de sus colegas como escritores, y que prefería leer unos fragmentos de su obra.
Y leyó dos pasajes breves de su novela "9 mm parabellum", uno en el que un extranjero visita Ecuador y descubre el lenguaje y la idiosincrasia, y otro en el que una mujer se desespera ante las costumbres y comportamientos de los hombres quiteños.
Madrid, EFE.
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