lunes, 19 de octubre de 2009

Fragmentos de Escaner

Dije un poco de agua

Señora
no he podido olvidarla.
Recuerdo bien sus ataques de risa
ese lunar al norte del ombligo
esas ganas de arrinconarme
al fondo más allá de La Mancha.


Me encantaban sus mejillas
que se volvían naranjas
mientras el sol se iba alejando
me parecía que se volvían más frutales
y me volvían loco.
Entonces
yo lancé por los aires
mis cuentos mis poemas y con mi panamá
más ligero que una pluma
empecé a abordarla
mientras usted se ponía a correr entre las olas
como loca de remate como buena francesa
lanzando por los aires un sostencito violeta
de adorable tamaño sus pezones
dos palabritas desbocadas trazaban
chaquiñanes ahí en medio del mar
que yo iba siguiendo como si fuera perro
detrás de alguna perra marina enrabietada
- qué ganas locas las suyas de morderme -
después vi que volaba su calzoncito negro
por poco lo confundo con una gaviotita
echándose a pique detrás de un pez minúsculo;
yo admiraba sus nalgas rozadas por la espuma
las más hermosas nalgas de la unión europea
no quise ver su culo tan divino
- tanta belleza para mí solito
es demasiado - me dije eso es el colmo.
Entonces me fui poniendo rojo de vergüenza
tomándome las manos usted me dijo "es hora
devórame lentamente antes que to te coma".
Yo cerré bien los ojos a ese mar de La Mancha
y luego le eché un polvo pues usted ignoraba
con quien se las traía mi señora La Parca.

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